Cómo ayudar a tu animal cuando no te ha funcionado nada(Parte I)

Cómo ayudar a tu animal cuando no te ha funcionado nada(Parte I)

Por Natalia Ruiz de Olalla / 3 minutos y medio de lectura


El gato Mateo

Mateo es un gato lleno de amor que adora a su humana, Virginia. Antes de vivir con ella, vivía en una familia que le trataba como si fuera una especie de peluche-cosa. Le amputaron las falanges de las uñas para que no les estropeara los muebles y, después de un año, como uno de los hijos empezó a tener alergias, decidieron que era el momento de sacrificarlo. 


A Mateo le cambia la vida

Por aquel entonces, Virginia estaba buscando un gato que acompañara a su padre con demencia. Los médicos le habían aconsejado que una mascota le beneficiaría. 

Cuando le comentaron el caso de Mateo, fue corriendo a buscarle. De esa manera, le libró de una muerte segura y él les brindó un Amor fiel y sincero de por vida. 

Durante unos años, Mateo fue una excelente compañía para el padre de Virginia. La relación con el gato era lo único que le anclaba a la realidad y a la vida porque el resto del tiempo vivía en un mundo que nadie comprendía y en el que desaparecía. 

Finalmente, el padre murió y Mateo, que en ese momento tenía seis años, se fue a vivir con Virginia y su pareja, Dany. 


A Mateo le vuelve a cambiar la vida

Todo fue muy bien durante un tiempo hasta que Mateo empezó a hacer algo que les desconcertaba mucho. Cada vez que Virginia y Dany se iban de viaje, a la vuelta, siempre se encontraban un “regalo” de Mateo. El “regalo” consistía en sus cacas encima del sofá o de la cama, y el pis fuera del arenero. 

Consultaron con veterinarios y otros profesionales en varias ocasiones, pero no lograban dar con la solución. Cada vez que se iban de viaje, había “regalo” a la vuelta. De manera que, después de varios intentos por solucionar el tema, terminaron por aceptarlo, dando por sentado que era una peculiaridad de Mateo.


Mateo y la Comunicación Animal

Unos años después, la pareja conoció la Comunicación Animal y decidieron solicitar una consulta por si les podía ayudar. Así que, a través de un amigo se pusieron en contacto conmigo. 

El caso no era fácil, ya que, era un problema que llevaba muchos años instaurado y no es algo que pudiera desaparecer de la noche a la mañana, ¿o sí? Creo que nunca hay que dar nada por perdido. Siempre hay que pensar que, aunque las cosas sean de una manera en un momento dado, todo puede cambiar y ser diferente en el momento siguiente, ¿no te parece?
 
Ante un caso así, siempre hay que empezar preguntando si han ido al veterinario y han descartado cualquier problema de salud. Una vez desechada cualquier causa física —como en este caso—, hay que empezar a buscar otro tipo de variables que le puedan estar afectando en su comportamiento como el tipo de arena, los lugares donde se colocan los areneros, cambios en la familia, eventos estresantes que hayan podido suceder, etc. Y por supuesto, comunicar con el animal.

De manera que, comuniqué con Mateo y transmitió lo siguiente:
No pueden dejarme solo, no me gusta estar solo. La única manera de que se enteren de que no me gusta quedarme solo, es haciendo eso que hago. Cuando era más joven no me importaba tanto, pero, ahora, me gusta tener compañía humana o de otro gato. Diles que me traigan una buena compañía, una compañera de juegos. Mejor una gata de mi edad, alguien con quien poder jugar, compartir cosas, dormir juntos y hacernos compañía cuando ellos se van de viaje dejándome aquí solo. No me gusta estar solo” 

Quedé con Mateo en que se lo contaría todo a sus humanos y se quedó feliz y tranquilo


Todos contentos

Sorprendentemente para Virginia y Dany —no se lo podían creer—, desde el primer viaje que hicieron después de la comunicación, Mateo ya no les dejaba “regalos” cada vez que se iban de viaje. Así que, estaban todos muy, pero que muy contentos. 


Vuelta a las andadas 

Mateo estuvo comportándose así durante un buen tiempo. Cada vez que sus humanos se iban de viaje, a su vuelta, no se encontraban ningún “regalo” suyo. Pero, un buen día... Mateo volvió a las andadas. ¡Vaya! 

¿Tú qué crees que pudo suceder? ¿Por qué piensas que dejó de hacerlo y luego, volvió a hacer lo mismo, a dejarles sus "regalos" cuando volvían de viaje?

Te cuento lo que sucedió en el próximo artículo del blog.

Continuará...



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